Nos dejó Carlos Marenco, un hombre de rugby en la sangre, jugador del plantel del Seleccionado de la URMdP campeón del Campeonato Argentino en 1961, el llevo el verde de San Ignacio en el corazón, excelente dirigente y mejor persona, deja un hueco muy grande en todos los que amamos nuestro deporte.
Carlos fue una de esas personas que siempre estaba para lo que uno necesitara, buena predisposición, gran afritrión, caballero, un ser querible, siempre con una sonrisa, gracias por todo.
Que en paz descanses Carlitos…